Acudiste a nosotros desde la sensación de fuerzas caóticas haciendo estragos en tu vida por doquier: malogrando tu salud y tu economía, y bloqueándote los caminos del amor. Gente que te quiere muy mal, que no tienen escrúpulos en usar fuerzas oscuras, y te sientes indefensa ante ellos. Munidos de salmos y plegaria sincera, pidiendo serte de bien nuestras acciones, derretimos el plomo al fuego, y entonces, lo volcamos en agua fría, para que al solidificarse nos revele en sus formas la naturaleza de los males que te aquejan. Ya al momento de volcar el plomo, la intensidad de sus explosiones al tocar el agua nos llevó a intuir hechicería. Tomamos de dentro del agua las aglomeraciones que se formaron, las ordenamos sobre un mantel amarillo, y nos sentamos a estudiarlas.
En la primera imagen podemos observar la más voluminosa de las formaciones que produjo el plomo al contacto con el agua. En ella, multitud de como filamentos delgados, lazos, cuerdas, y entre ellos, ojos -esferas lisas-, muchos de ellos enormes. Ataduras de desamor, de celo y envidia, mirada estrecha, mal de ojo con rabia. La segunda imagen nos muestra pequeñas aglomeraciones de plomo dispersas, y en todas, multitud de pequeños ojos y pinchos pequeños y filosos: mal de ojo y envidia de procedencias diversas.
En la tercera, vemos una de las formaciones sueltas que surgieron del plomo. Es fácil notar en ella formas como de sogas o serpientes, un ojo en el extremo más cercano al observador, y como una cabeza en el opuesto: todas señales de formas elementales de hechicería, que no parecen provenir de tu entorno inmediato, aunque bien pudiera ser que provengan de quienes alguna vez te fueron muy próximos y dejaron de serlo. Otra de las formaciones sueltas que surgieron del plomo se ve en la cuarta imagen: varias puntas filosas emergiendo del cuerpo sólido con brazos largos, remiten a formas de la envidia muy dañinas, también provenientes de quienes no están hoy en tu entorno próximo, pero acaso lo estuvieron. Más atrás, uno de tantos ojos sueltos y sin raíz, rastros de males de ojo viejos, desconectados de tu presente, pero aún presentes. En la quinta imagen, otro de los cuerpos sueltos, que parece culminar en una cabeza de reptil, redundando en apuntar a formas elementales de hechicería. Otra forma animal se dibuja en la imagen sexta. Y en la séptima, como un enorme ojo macizo y pesado colgándose de tu suerte.
¡Cuánto peso muerto te ha tocado cargar! Por fin, tomamos una a una todas las formaciones del plomo, hasta la más ínfima migaja, y las devolvimos a la olla sobre el fuego. En plegaria, conectamos a la representación con lo representado: al tiempo que las formas del plomo se licúan y desaparecen de este mundo, así pierden su fuerza e identidad y se cancelan las fuerzas oscuras representadas por ellas. Con ayuda de Hashém, esperamos que el alivio, la sensación de haberte quitado de encima lo que te agobiaba y las barreras que cortaban tus caminos, va a ser pronta y sensible; y tanto en tu salud como en tu economía y así en el amor, la recuperación se sienta de maravilla. Sólo nos resta la brajáh: que cuanto hagas desde ya esté guiado por el amor; que Hashém te brinde prosperidad sana y feliz y oportunidades a manos llenas de ser buena, y que halles oportunidad de gratitud serena siempre, cada día.
-----------------------------------------¿Quieres tú también beneficiarte del ritual del plomo líquido que nos legaron los sabios antiguos para aliviarnos de las fuerzas oscuras que nos pesan, dañan y fastidian? Aquí te espera la oportunidad de cambiar todo .